martes, 21 de octubre de 2008

Elegía a Ramón Sijé

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha
muerto como del rayo Ramón Sijé,
con quien tanto quería.)

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracoles
Y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapola

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofe y hambrienta .

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte
a parte a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de mis flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
A las aladas almas de las rosas...
de almendro de nata te requiero,:
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

(10 de enero de 1936)

jueves, 16 de octubre de 2008

ALEGORÍA: metáfora sostenida a lo largo del texto.

ALITERACIÓN: Se produce cuando se repite un fonema o un grupo de fonemas. En la aliteración las palabras son consecutivas o van cerca unas de otras.

<...A Polifemo, horror de aquella sierra, bárbara choza es, albergue umbrío, y redil espacioso donde encierra cuando las cumbres ásperas cabrio>


ANADIPLOSIS: repetición de la última parte de una oración o un verso, al comienzo del siguiente.

Oye, no temas,
y a mi ninfa dile
dile que muero.



ANÁFORA: Es la repetición de una o varias palabras en posición inicial de una frase o verso.

todas calzan un zapa
totodas comen un plátan
otodas son guapas>


ANTÍTESIS: Consiste en contraponer en el discurso dos palabras antónimas.

<...la dulce, amarga, verdadera historia...>



APÓSTROFE: invocar de forma vehemente a seres reales o imaginarios.

Párate Sol, que yo te saludo.


ASÍNDETON: Es lo contrario de polisíndeton. Consiste en suprimir la conjunción copulativa en contextos en los que debería aparecer.


CONCATENACIÓN: consiste en comenzar una frase con la misma palabra con que se terminó la anterior.

La plaza tiene una torre,
la torre tiene un balcón,
el balcón tiene una dama,
la dama tiene una flor.



DERIVACIÓN O DERIVATIVO: escribir varias palabras de la misma familia léxica.

Libro, librero, librería,…


ELIPSIS: Consiste en la supresión de algún termino de la oración que se sobrentiende por el contexto.

penas serán y hiel cualquier bocado,
la noche afán, y la quietud cuidado,
y duro campo de batalla el lecho>


EPANADIPLOSIS: repetición de una palabra al principio y al final de un verso o periodo sintáctico.

Verde que te quiero verde.


EPÍTETO: Consiste en añadir adjetivos que caracterizan al sustantivo para alabar o denostar a alguien o algo.

<¡Oh dulces prendas por mi mal halladasdulces y alegres cuando Dios quería...>


HIPÉRBATON: Consiste en la variación del orden sintáctico habitual.

bostezo el melancólico vació>


HIPÉRBOLE: Se produce cuando se altera la realidad de forma exagerada.

<Érase un hombre a una nariz pegado...>


INTERROGACIÓN RETÓRICA: damos a la frase el giro interrogatorio, para expresar la afirmación con mayor vehemencia, más intensamente.

¿Acaso no fue César un gran general?


IRONÍA: Consiste en expresar lo contrario de lo que se quiere decir.


LÍTOTE: negar lo contrario de lo que se quiere afirmar.

No ha sido mala.


METÁFORA: Es la transferencia de significado entre dos palabras (una real y la otra imaginario). La metáfora impura es por ej. Cabellos de oro (cabellos ter. Real y oro ter. imaginario) y la metáfora pura por ej. Lumbres del cielo (las estrellas se deduce)


METONIMIA: designar una cosa con el nombre de otra por haber entre ambas alguna relación de efecto o de causa.

-La causa por el efecto.
Vive de su trabajo.
-El efecto por la causa.
Respeto de las canas.
-El instrumento por quien lo maneja.
Es un famoso espada.
-El lugar por el producto que procede de él.
Tomó un Oporto.
-El autor por la obra.
Leo un Machado.
-Lo físico por lo moral.
Un hombre sin entrañas.
-El continente por el contenido.
Comió tres platos.



ONOMATOPEYA: Es un tipo de aliteración que reproduce sonidos reales.



PARALELISMO: Consiste en dividir el periodo sintáctico en miembros especiales en cuanto a longitud, tono y formación sintáctica.

<...ricos de fortaleza, y de fe ricos>

tal es el fuego de la luz serena...>


PARADOJA: Consiste en unir dos ideas irreconciliables. Tras lo que parece un mensaje absurdo, se esconde una idea razonable o una profunda verdad.

y tan alta vida espero
que muero porque no muero>


PARONOMASIA: Asociación en el discurso de dos palabras cuyos significantes son parecidos pero cuyos significados son diferentes.


PERÍFRASIS: expresar con un rodeo lo que se podría decir con menos palabras.

Mira qué animal está, como siempre, volando en el cielo.


PERSONIFICACIÓN: Consiste en atribuir propiedades a realidades del mundo natural.


PLEONASMO: utilización de palabras innecesarias para la comprensión del texto.
Cogió la espada con la mano.


POLISÍNDETON: Consiste en la coordinación de varios elementos lingüísticos mediante abundantes y reiteradas conjunciones.


REDUPLICACIÓN: repetir varias veces seguidas una misma palabra.

Abenámar, Abenámar
moro de la morería.



RETRUÉCANO: construcción de dos frases con las mismas palabras pero colocadas en orden inverso.

Soy un hombre de las fieras
y una fiera de los hombres.



SENTENCIA: pensamientos breves.

Las lágrimas de una mujer son más poderosas que los ríos.


SERIES: agrupaciones de elementos gramaticales. sust., adj., c.n.,…
La capilla era húmeda, tenebrosa, resonante.



SINESTESIA: unión de sensaciones de naturaleza distinta.

Rojo chillón.


SIMIL: Consiste en relacionar un termino real con otro imaginario con el que guarda una semejanza, los elementos mas utilizados son Cual, Como...

jueves, 9 de octubre de 2008

Paul Auster


Paul Auster nació el 3 de febrero de 1947 en Newark (Nueva Jersey) Paul Auster tiene la licenciatura en literatura inglesa y comparativa en la universidad de Columbia.
Paul Auster creció en los suburbios de Newark y, al igual que tantos otros niños de U.S.A, sentia una gran pasión por el baseball. No obstante su temprana afición por la escritura le hacía un poco distinto de éstos. La lectura de un libro cuando sólo tenía 15 años, Crimen y Castigo, le hizo estar seguro de cuál quería que fuese su profesión: escritor.
Al terminar los estudios secundarios pasó una temporada viajando por Europa
Antes de ganarse la vida profesionalmente como escitor realizó muchos otros tipos de trabajo.
Su relación con Lydia Davis empezó en 1966, y no se casaron hasta 8 años después.
Paul y su mujer pasaron una larga temporada en París, lugar en el que él ya había estado en su época de estudiante. Durante este periodo pasaron algunas dificultades económicas, hasta el punto de plantearse su regreso a los Estados Unidos. Una oferta de trabajo consistente en ser cuidadores de una casa de campo situada en Provenza hizo que el regreso se alargara hasta 1974.
Ya en Nueva York, ambos se dedicaron, no por gusto sinó por necesidad, a la traducción. Durante muchos años su situación financiera fue mas bien deficiente, hasta el punto que en 1978 Paul llegase a presentar un juego de cartas que había inventado de niño como un intento deseperado de conseguir fortuna.
Años más tarde, el éxito de sus libros y la fidelidad de sus lectores consiguieron que la pareja pudiera experimentar una situación mucho más confortable.
En 1982 publicó La invención de la soledad, en 1985 Ciudad de cristal, en 1986 Fantasmas, en 1986 La habitación cerrada, en 1987 El país de las últimas cosas, en 1989 El palacio de la luna, en 1990 La música del azar y la Pista de depegue.
desde 1982 hasta 1991 escribió El arte del hambrre, en 1992 Levitan, en 1993 El cuaderno rojo, en 1994 publicó Mr.Vertigo que ha sido una de sus mejores obras. Smoke- Cigarros fue publicada el 1995 i también en este año publicó Humos del viento. 2 años más tarde, en 1997 A salto de mata i Heridas de amor en 1998. Las dos útimas más nuevas són: Tombuctú en 1999 i Doble Game and the Gotham Handbook, en el 2000.



Mr Vértigo
(fragmento)

Era el mismo número con nuevo vestuario, pero de alguna manera todo parecía distinto, y al público le caí simpático en cuanto entré, lo cual significaba haber ganado la mitad de la batalla en ese mismo momento. El maestro Yehudi soltó su perorata pueblerina hasta el final, mi atuendo de Huck Finn era el colmo de la modestia, y, en resumidas cuentas, los dejamos patitiesos. Seis o siete mujeres se desmayaron, los niños gritaban, los hombres se quedaron boquiabiertos de admiración e incredulidad.
Los tuve hipnotizados durante treinta minutos, haciendo cabriolas y volteretas en el aire, planeando con mi cuerpecito por encima de la superficie de un lago ancho y centelleante, y luego, al final, elevándome a una altura récord de metro y medio antes de descender flotando hasta el suelo y despedirme con una reverencia. El aplauso fue es-truendoso, extático. Dieron hurras y gritaron, aporrearon cacerolas, tiraron confeti. Era la primera vez que saboreaba el éxito, y me encantó, me encantó como nada me ha encantado ni antes ni después.

Carlos Ruiz Zafón


Carlos Ruiz Zafón nació en Barcelona el 25 de septiembre del 1964. Carlos es un escritor español que vive en Los Ángeles (Estados Unidos) desde 1993, donde se dedicó unos años a escribir guiones de cine al tiempo que desarrollaba su carrera como novelista.

En 1993 comenzó su carrera literaria con una novela de temática juvenil El Príncipe de la Niebla (ganadora del Premio Edebé), a la que le siguieron El Palacio de la Noche, Las luces de Septiembre y Marina.

En el año 2000 quedó finalista del Premio Fernando de Lara de Novela.
Su primera novela para adultos fue en 2001 titulada La sombra del viento, esta novela fue un gran éxito de ventas.


Esta novela se ha traducido en 45 idiomas, ha vendido más de 10 millones de ejemplares en todo el mundo y ha obtenido numerosos premios internacionales.

En el año 2007 publicó una recopilación titulada "La Trilogía de la Niebla" que comprende sus primeras obras "El principe de la niebla", "Las luces de septiembre" y "El palacio de la medianoche".
Carlos Ruiz Zafón lanzó el pasado 17 de abril de 2008 su nueva obra, El juego del ángel, con una tirada de un millón de ejemplares, en la Editorial Planeta. La propia Editorial Planeta ha considerado que este lanzamiento supone un hito histórico en España.


El estilo de Ruiz Zafón és ágil y rápido con un estilo casi cinematográfico, donde privan el diálogo y la acción sobre la reflexión y la experimentación formal, supone un vuelco a las direcciones habituales de la literatura española, mostrando al mundo editorial el ejemplo más contundente en el desarrollo de un producto capaz de emular los éxitos proveninetes del mercado anglófono, y al gremio de los autores un modelo de novela que, exportando la técnica y rudimentos del Best Seller norteamericano, iba a ser explotado hasta la saciedad.

El juego del ángel
(Primer capítulo)

Aquella tarde, escondido bajo la ropa para que no lo viese mi padre, me llevé a mi nuevo amigo a casa. Aquél fue un otoño de lluvias y días de plomo durante el que leí Grandes esperanzas unas nueve veces seguidas, en parte porque no tenía otro a mano que leer y en parte porque no pensaba que pudiese existir otro mejor, y empezaba a sospechar que don Carlos lo había escrito sólo para mí.

Pronto tuve el firme convencimiento de que no quería otra cosa en la vida que aprender a hacer lo que hacía aquel tal señor Dickens. Una madrugada desperté de golpe sacudido por mi padre, que volvía de trabajar antes de tiempo. Tenía los ojos inyectados en sangre y el aliento le olía a aguardiente. Le miré aterrorizado, y él palpó con los dedos la bombilla desnuda que colgaba de un cable.

-Está caliente.

Me clavó los ojos y lanzó la bombilla con rabia contra la pared. Estalló en mil pedazos de cristal que me cayeron en la cara, pero no me atreví a apartarlos.

-¿Dónde está? -preguntó mi padre, la voz fría y serena.

Negué, temblando.

-¿Dónde está ese libro de mierda?

Negué otra vez. En la penumbra apenas vi venir el golpe. Sentí que perdía la visión y que me caía de la cama, con sangre en la boca y un intenso dolor como fuego blanco ardiendo tras los labios. Al ladear la cabeza vi lo que supuse eran los trozos de un par de dientes rotos en el suelo. La mano de mi padre me agarró por el cuello y me levantó.

-¿Dónde está?

-Padre, por favor.

Me lanzó de cara contra la pared con todas sus fuerzas y el golpe en la cabeza me hizo perder el equilibrio y desplomarme como un saco de huesos. Me arrastré hasta un rincón y me quedé allí, encogido como un ovillo, mirando cómo mi padre abría el armario y sacaba las cuatro prendas que tenía y las tiraba al suelo. Registró cajones y baúles sin encontrar el libro hasta que, agotado, regresó a por mí. Cerré los ojos y me encogí contra la pared, esperando otro golpe que nunca llegó. Abrí los ojos y vi que mi padre estaba sentado en la cama, llorando de asfixia y de vergüenza. Cuando vio que le miraba, salió corriendo escaleras abajo. Escuché el eco de sus pasos alejarse en el silencio del alba, y sólo cuando supe que estaba lejos me arrastré hasta la cama y saqué el libro de su escondite bajo el colchón. Me vestí y, con la novela bajo el brazo, salí a la calle. Un lienzo de bruma descendía sobre la calle Santa Ana cuando llegué al portal de la librería. El librero y su hijo vivían en el primer piso del mismo edificio. Sabía que las seis de la mañana no eran horas de llamar a casa de nadie, pero mi único pensamiento en aquel momento era salvar aquel libro, y tenía la certeza de que si mi padre lo encontraba al volver a casa lo destrozaría con toda la rabia que llevaba en la sangre. Llamé al timbre y esperé. Tuve que insistir dos o tres veces hasta que oí la puerta del balcón abrirse y vi cómo el viejo Sempere, en bata y pantuflas, se asomaba y me miraba atónito. Medio minuto más tarde bajó a abrirme y en cuanto me vio la cara todo asomo de enfado se evaporó. Se arrodilló frente a mí y me sostuvo por los brazos.

-¡Dios santo! ¿Estás bien? ¿Quién te ha hecho esto?

-Nadie. Me he caído.

Le tendí el libro.

-He venido a devolvérselo, porque no quiero que le pase nada.

Sempere me miró sin decir nada. Me tomó en brazos y me subió al piso. Su hijo, un muchacho de doce años tan tímido que yo no recordaba haber oído nunca su voz, se había despertado al oír salir a su padre y esperaba en lo alto del rellano. Al ver la sangre en mi rostro miró a su padre, asustado.

-Llama al doctor Campos.

El muchacho asintió y corrió al teléfono. Le oí hablar y comprobé que no estaba mudo. Entre los dos me acomodaron en una butaca del comedor y me limpiaron la sangre de las heridas a la espera de que llegase el doctor.

-¿No me vas a decir quién te ha hecho esto? No despegué los labios. Sempere no sabía dónde vivía y no iba a darle ideas.

-¿Ha sido tu padre?

Desvié la mirada.

-No. Me he caído.

El doctor Campos, que vivía a cuatro o cinco portales de allí, llegó en cinco minutos. Me examinó de pies a cabeza, palpando los moretones y curando los cortes con tanta delicadeza como pudo. Estaba claro que le quemaban los ojos de indignación, pero no dijo nada.

-No hay fracturas, aunque sí unas cuantas magulladuras que durarán y dolerán unos días. Esos dos dientes habrá que sacarlos. Son piezas perdidas y hay riesgo de infección.

Cuando el doctor se marchó, Sempere me preparó un vaso de leche tibia con cacao y observó cómo me lo bebía, sonriendo.

-Todo esto por salvar Grandes esperanzas, ¿eh?

Me encogí de hombros. Padre e hijo se miraron con una sonrisa cómplice.

-La próxima vez que quieras salvar un libro, salvarlo de verdad, no te juegues la vida. Me lo dices y te llevaré a un lugar secreto donde los libros nunca mueren y donde nadie puede destruirlos.

Los miré a ambos, intrigado.

-¿Qué lugar es ése?

Sempere me guiñó el ojo y me dedicó aquella sonrisa misteriosa que parecía robada de un serial de don Alejandro Dumas y que, decían, era marca de familia.

-Todo a su tiempo, amigo mío. Todo a su tiempo.

martes, 7 de octubre de 2008

Italo Calvino

Italo Calvino nació en Santiago de las Vegas, cerca de La Habana (Cuba), el 15 de octubre de 1923, de padres italianos. Su padre Mario, agrónomo, dirigía una estación experimental de agronomía. Su madre, Evelina Mameli, de origen sardo, se había licenciado en ciencias naturales. En 1925 la familia se trasladó a Italia. Durante su infancia recibió una educación laica y antifascista, de acuerdo con la actitud de sus padres que se consideraban a sí mismos librepensadores. Estudió en la escuela media superior Cassinis de Sanremo. Tras interrumpir sus estudios universitarios al empezar la Segunda Guerra Mundial, en 1943 fue llamado al servicio militar por la República Social Italiana. Calvino desertó y se unió a la Brigadas Partisanas Garibaldi junto con su hermano, mientras sus padres quedaban como rehenes de los alemanes. Participó en la guerra con los partisanos y sus vivencias quedaron plasmadas en una de las obras maestras de la narrativa de la resistencia: El sendero de los nidos de araña (1947). Tras este comienzo literario de tendencia realista, experimentó una transformación que lo llevó a componer en 1958 una serie de relatos en la que combinaba en sus narraciones un carácter simbólico y fantástico y una singular ironía. Una vez acabada la guerra se mudó a Turín, donde colaboró en unos cuantos periódicos y revistas y se graduó en literatura con una tesis sobre Joseph Conrad. Fue durante este período de su vida que entró en contacto con Cesare Pavese, quien hizo que fuese contratado por la editorial Einaudi, donde ya trabajaba Elio Vittorini. Sucesivamente, colaboró con varios diarios y revistas, se licenció en literatura y trabajó también como asesor editorial; además, efectuó varias estancias en Francia. Más adelante utilizó técnicas alegóricas en novelas como El vizconde demediado (1952) o El caballero inexistente (1959). En trabajos posteriores, como Las cosmicómicas (1965), Tiempo cero ( 1966), Si una noche de invierno un viajero (1979) y Mr. Palomar (1983), mezcló fantasía, curiosidad científica y especulación metafísica. Políticamente comprometido con el Partido Comunista Italiano (PCI), se alejó del mismo tras los sucesos de Hungría; al inmovilismo del PCI ante dichos eventos, dedica el feroz apólogo de La gran bonanza de las Antillas, publicado en 1957 en "Città aperta". Entre sus numerosas obras narrativas también cabe señalar El barón rampante (1957), El caballero inexistente (1959), La jornada de un escrutador (1963), Las ciudades invisibles (1972), El castillo de los destinos cruzados (1973), Si una noche de invierno un viajero (1979). En 1956, publicó una selección de Cuentos populares italianos, una recopilación de fábulas populares en los diferentes dialectos regionales; también es el autor de un famoso libro para niños, Marcovaldo o sea las estaciones en la ciudad (1963). En 1964 hizo un viaje a Cuba que le permitió visitar la casa donde había vivido con sus padres y realizar diversos encuentros, uno de los cuales fue con Ernesto Che Guevara. El 19 de febrero, en La Habana, se casaba con la argentina Esther Judit Singer, Chichita. Juntos se fueron a vivir a Roma, donde un año después nacerá su hija Giovanna. En 1967 se trasladó a París, incrementó su interés por las ciencias naturales y la sociología y entró en contacto com el Oulipo, "Ouvroir de Littérature Potentielle" (Taller de Literatura Potencial). A partir de 1974 colaboró durante cinco años en el "Corriere della Sera" con narraciones, apuntes de viaje e intervenciones sobre la realidad política y social del país; desde 1979 continó dicha actividad en las columnas de "Repubblica" hasta su muerte. En 1980 volvió a Roma junto con su familia. En 1983 publicó Palomar, en el cual la anécdota se reduce al máximo, en favor de las reflexiones metafísicas y las descripciones. En Una pietra sopra (1980), recopiló numerosas intervenciones sobre el debate literario de la época; en Colección de arena (1984), Calvino reunió varios textos en prosa escritos en ocasiones particulares. Padeció un ataque de ictus cerebral en 1985, en Castiglione della Pescaia donde pasaba las vacaciones. Estaba trabajando en una serie de conferencias que tenía que dar en la Universidad de Harvard (y que serían publicadas póstumamente con el título de Lezioni americane: sei proposte per il prossimo millennio). Falleció el 19 de septiembre de 1985 mientras estaba ingresado en el hospital de Siena.



El barón rampante

En resumen, le había entrado esa manía de quien cuenta historias y nunca sabe si son más hermosas las que ocurrieron de verdad, y que al evocarlas traen un mar de horas pasadas, de sentimientos menudos, tedios, felicidades, incertidumbres, vanaglorias, naúseas de uno mismo, o bien las que se inventan, en las que se corta por lo sano y todo parece fácil, pero después cuanto más se disparata más advierte uno que vuelve a hablar de las cosas que le han ocurrido y que ha comprendido en realidad viviendo.

-…¿Y me amarás siempre, absolutamente, por encima de todo, y harás cualquier cosa por mí?Ante esta salida, Cosimo, pasmado, dijo:

-Sí…


-Eres un hombre que ha vivido en los árboles sólo por mí, para aprender a amarme…


-Sí…, sí…


-Bésame.

Se conocieron. Él la conoció a ella y a sí mismo, porque en realidad nunca se había conocido. Y ella lo conoció a él y a sí misma, porque aún habiéndose conocido siempre, jamás se había podido reconocer así.

-¿Por qué me haces sufrir?


-Porque te amo.Entonces era él quien se enfadaba:


-¡No, no me amas! Quien ama quiere la felicidad, no el dolor.


-Quién ama quiere sólo el amor, aún a costa del dolor.


-Me haces sufrir adrede, entonces.


-Sí, para ver si me amas.


La filosofía del Barón se negaba a seguir por ese camino.


-El dolor es un estado negativo del alma.


-El amor lo es todo.


-Contra el dolor ha de lucharse siempre.


-El amor no se niega a nada.


-Hay cosas que nunca admitiré.


-Sí que las admites, porque me amas y sufres.
-Estoy cansada.-


¿De esos?


-De todos vosotros.


-¡Ah!-


Ellos me han dado las mayores pruebas de amor…Cosimo escupió.-…Pero no me bastan.


Cosimo clavó los ojos en ella.Y ella:


-Tú no crees que el amor sea entrega absoluta, renuncia a uno mismo…


Estaba allí en el prado, más bella que nunca, y la frialdad que endurecía apenas sus rasgos y el altivo porte de su figura habría bastado con muy poco para disolverlos y volverla a tener entre los brazos… Podía decir algo, Cosimo, cualquier cosa para ir hacia ella, podía decirle: “Dime lo que quieres que haga, estoy dispuesto…”, y habría sido de nuevo la felicidad para él, la felicidad juntos, sin sombras.


Pero dijo:-


No puede haber amor si uno no es uno mismo con todas sus fuerzas.


Viola tuvo un gesto de contrariedad que era también un gesto de cansancio. Y sin embargo aún habría podido comprenderlo, como en realidad lo comprendía, más aún, tenía en la punta de la lengua las palabras para decirle:


“Tú eres como yo te quiero…” y subir de inmediato con él…


Se mordió un labio.


Dijo:


-Pues entonces sé tú mismo solo.“Pero entonces ser yo mismo ya no tiene sentido”, eso es lo que quería decir Cosimo. Y en cambio dijo:-Si prefieres a esos dos gusanos.


-¡No te permito despreciar a mis amigos!


-gritó ella, y no obstante pensaba: “A mí me importas sólo tú, y solo por ti hago todo lo que hago”.-Sólo yo puedo ser despreciado…


-¡Tu modo de pensar!


-Soy una sola cosa con él.


-Entonces adiós. Parto esta misma noche. No me volverás a ver.